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Los rostros de la resistencia: Las Mujeres en el Holocausto

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Roza Robota – (1921–1945)

Roza Robota creció en Ciechanow, como miembro de Hashomer Hatzair. Cuando tenía 21 años, en noviembre de 1942, ella y su familia fueron transportadas a Auschwitz, donde fue la única de su familia en no ser asesinada a su llegada.
Robota fue asignada al Bekleidungskommando, un grupo que clasificaba la ropa confiscada y pertenencias personales de los prisioneros. Allí, organizó un grupo de resistencia que distribuía noticias de transmisiones de radio. Entró en contacto con varias mujeres (incluyendo a Alla Gaertner, Regina Saperstein y Ester Wajcblum) en la fábrica Schwartzpulver. A pesar de los peligros y dificultades, estas mujeres acordaron robar pólvora.
Les llevó más de un año contrabandear suficiente para lograr su objetivo de destruir uno de los crematorios. Esta pólvora fue entregada al Sonderkommando y a los "Sondermen" rusos, quienes la convirtieron en granadas y bombas. Los explosivos terminados fueron utilizados por los Sondermen para detonar el Crematorio número cuatro, dejándolo fuera de servicio permanentemente.
Aunque la Gestapo inicialmente descartó la posibilidad de que mujeres estuvieran involucradas, finalmente descubrieron el complot y torturaron y asesinaron a Robota, Gaertner, Saperstein y Wajcblum. Aun así, ninguna de ellas delató a otros miembros de la resistencia. Antes de su muerte, Robota logró enviar un mensaje de aliento a la resistencia clandestina de Auschwitz. Su mensaje final fue una nota escrita en un pedazo de papel que logró pasar desde su celda, que decía "¡Jazak Ve’Ematz!" (¡Sé fuerte y valiente!).

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